Sociologías de café con chupito.
Nos sentamos a tomar un café frente al mar calmo en el paseo martimo de Getxo tras comer bien y relajadamente conversando en el Bizargorri (Barba roja). Abriéndose paso, cálida y sorpresivamente, la primera tarde de Primavera de este año en el País Vasco.
Llegamos a un punto de discordia. Los dos tendríamos razon posiblemente, como suele ocurrir, pero nos mantuvimo férreos en la opinión. Ambos, maños.
Él, opinaba que no hay ninguna necesidad de cultura para ser feliz... Como yo ahora de jubilado. Ninguna preocupación... Y el que por suerte no las tenga, mejor para él. Así sea un simple campesino iletrado. Será más libre y feliz que lo hemos sido la mayoría de nosotros
Yo, dudaba. Decía que, aun aceptando aquello tan viejo de la felicidad de los tontos o ignorantes, me rebelaba contra una vida sin conocimiento y apostaba por preferirla a la otra. Me preguntaba si es una opción pasar de todo. Dedicarme ya vivir con el dolor de tantas derrotas e impotencias y punto; o sí seguir intentando pequeños proyectos, concienciar a otros, etc..
- En realidad, habría que distinguir entre felicidad sentida inconsciente y felicidad deseada alcanzada.
Más aun. Creo que cabe hablar y hallar grados distintos de felicidad a lo largo -como mínimo- de dos continuos : el del tiempo ( feliz durante cuanto tiempo ) y el de los contenidos terrenales potenciales. (Feliz, ¿Por tener qué? : salud, dinero, amor, conocimientos, virtudes...)
-¡Venga ya, Josu!. Que estás hablando conmigo... Miles de personas viven felices en las pequeña rutinas con las que se conforman y les bastan para vivir.
- Cierto pero, ¿Puede llamarse felicidad a la existencia hoy de alguien condenada a truncarse con 40 años por sus malas condiciones de trabajo? ¿Hay que permitirlo?
-Visto desde este paseo marítimo, no; pero para él... Ojos que no ven corazón que no siente... De hecho, ya estás metiendo la conciencia de por medio... Si introduces la manzana de la discordia comparativa...
- Es que nosotros, hablemos lo que hablemos, lo hablamos ya desde potencialidades que conocemos. Por eso, precisamente, conversamos ahora sobre ello. A mí, me daría mucha pena desconocer tantas de las cosas de las que nada supieron mis ancestros que...
- La discusión de siempre: Naturaleza o Cultura... Pero, ponte en el supuesto de un campesino inca o tibetano que no ha salido de su valle...
- Será feliz en algunos aspectos ( aire puro, ritmos de vida naturales...) e infeliz en otros (dolores de muelas sin anestesia...). Semejantemente, aquí seremos felices por no tener esos dolores e infelices por el estres o trabajar sin ver la luz solar 8 horas... Te concedo, incluso, que sea más feliz que yo durante 30 años pero después.... Yo seguire sano y él, enfermo... Lo que te digo, prefiero una felicidad larga y anodina de empleado público que una corta y solar de labrador.
-Yo, no. Renuncio a todos mis conocimientos de economía urbana.Y a no tener dientes. Endureceré las encias. No está tan claro eso de ellos, más enfermedades... Mira los viejos de castilla…
- ¡Qué fácil es hablar!. Yo, quiero las dos juntas. Nuestra discusión no tiene solución. Un dilema más.
-En el fondo, hay que decidirse. 40 o 80 años. Optar por favorecer a la especie; esto es, vivir poco, sencillo y muy bien... O favorecer al individuo: vivir peor, más estresado, pero más tiempo y singularmente.
-Vamos a dejarlo que estoy espeso. Luego continuamos. Hablemos de la mar. ¿Mañana a navegar?
- O.k... Señorita, ¿Nos pone Dos chupitos de hierba más? ¡Tan estupendos como los anteriores!
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