jueves, 12 de marzo de 2015

EL DESVIRGUE PERFECTO


 Voy a hacer una confesión que no recuerdo haber hecho nunca.

ME DESVIRGÓ UN RUSO

Hasta su nombre era altivo y masculino: Mijail Alexandrovich; digno de un zar

Tenía yo 14 años. Su pluma me abrió en canal. Me transportó directamente a un mundo de hombres orgullosos cuyos únicos y mayores bienes eran el apego a la tierra, el honor, la espada, el valor y los valores humanos; el amor y los caballos…

Un mundo de nieve esteparia. Mis recuerdos de todo lo que me dio e hizo dentro de mí, son ya apenas discernibles.

Me has venido a la memoria porque te he encontrado en un rincón casi abandonado y olvidado: El Presidente de la República. Sigues ahí.

Yo, era un niño en una biblioteca.

Já, já... lo que hay que decir y hacer para que me leáis
MIJAIL ALEXANDROVICH SHOLOJOV. 
Tu “Don Apacible” hizo igual el mio. Tu estepa añil es la mía. La memoria de la estirpe.

 


Gracias, Mijail. Por hacerme lector. 
Escritor, ya lo era antes. ¡De nacimiento!... ¡Y No miento!



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