jueves, 19 de marzo de 2015

LA INFIDELIDAD Una singularidad sociológica

Como de sexo, já, já, estoy bien servido -como para dos vidas normales-, hoy voy a ponerme sesudo: biosociólogico.

¡Qué razón tenías, Jaguara! :

¡Siempre el sexo¡ ¿Es que no hay otra cosa de la que hablar o pensar?. Si me coge Freud, me deshace.

El caso es que ahora que estoy más bien falto, el asunto en mí acrece por donde, día a día, el otro decrece.

Y me pongo a pensar.

Y me pregunto por  una singularidad social que me llama muchísimo la atención. 

Pregunto las razones sociales capaces de tolerarle
 lo que a ningún otro factor social disgregador se le consiente.

Me explico.

La temible maquinaria social que, para lo bueno y lo malo, hemos construido a lo largo de siglos y siglos, regula, condena, reprime o castiga con saña, cualesquiera de los factores perjudiciales para lograr la agregación y mantener grados mínimos de orden social, la familia, etc..

Todo lo que  impida o estorbe la convivencia -relativamente estable- en grupo de las personas es regulado y sancionado por leyes, costumbres, instituciones, ideologías, ética, moral, padres, o por sistemas limitadores de etiquetaje social: reprobaciones, desaires, aislamiento, etc..

Desde las drogas ( alcohol, opio…) hasta el hambre o las necesidades extremas son legalmente prohibidas o evitadas, caritativamente, para evitar el desorden social. El juego se regula, las agresiones se prohíben y castigan fuertemente, etc..

En Occidente, que yo recuerde, hay una única excepción disgregadora a la que se le deja libremente actuar. Y esta es la que me asombra: LA INFIDELIDAD

Pese a enormes esfuerzos hechos desde muchos frentes para ponerle bridas, la infidelidad, ese gran destructor de la convivencia y el orden social, capaz de trastornarlo prácticamente todo durante bastante tiempo, se va de rositas y lo ha hecho así casi siempre. Salvo breves y brutales periodos. Nada la regula ni prohibe. 

Es el emblema de LA LIBERTAD INDIVIDUAL. 
Su gran conquista. Aunque se lleve todo por delante

¿Por qué recibe la infidelidad disgregadora social este trato de favor? 
¿Por qué no está prohibida ni penada?

En una mayoría de culturas del globo, ( a excepción del islam, sobre todo ) lo más que se ha conseguido con ella es que sea una de las DOS hipocresías básicas: Esas que todo el que puede hace pero no confiesa, como la masturbación: AVARICIA (acumulación de dinero, propiedades -explotación- y riquezas) y SEXO A MANSALVA.

Incluso, los tan múltiples como fallidos intentos de ilegalizar la prostitución, serían una rama particular y peor tratada del caso que estoy analizando. Si me apuráis, un intento institucional de evitar la mayor disgregación social que se produciría de no permitir los desfogues sexuales humanos

¿A qué se debe semejante tolerancia CIEN con las Infidelidades? 

Si es, incluso, una actitud impropia de la primaria psicología humana, 
EL CEREBRO DE REPTIL famoso,  que siempre esta rayando lo inquisitorial excluyente: 
Esto es bueno; esto es malo: ¡ HACHA o A LA HOGUERA CON ÉL!

¿Por qué las Instituciones Sociales dejan libres de impuestos a las infidelidades?

Que siga así, desde luego

Pensad e informadme, por favor, que quiero "empanarme".


Razones posibles que se me ocurren:

1.- ¿Favorece -paradójicamente- el orden social?
2.- ¿Favorece a la especie?


CONTINUARÁ

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