martes, 17 de febrero de 2015

HOMENAJE A QUEVEDO

A propósito de un accidente mio por la nieve, estos días atrás; 
misteriosamente, sin consecuencias 


“LA MERCEDES” (&)

Tengo un coche muy señorial.
Señora muy seria es; de enseñar.
Tanto que no le gusta nada, a infantes, jugar[1].
Lo suyo es desfilar, no corretear.

La quise poner a tontas y adrede, 
en la nieve redonda*, a patinar.
Le dí bebida con gas, 
y aceleró que dióme miedo.

Su ligero trasero y gran delantera;
no de la oreja, sino cortejada,
la llevaron, beoda, de lado a lado.

Morrazo, estrépito y queja fueron de grabar.
Chispas saltó del hormigón,
al que insultó y le sacó grava.

Pero es fuerte la alemana cabal.
Como cayó, salió y continuó su rondadura**.

Sin rotos en la frente o el lateral,
un único daño, le ví, colateral:
¡La llanta!, que llantó[2] ginebra, con seco dolor.

Que me aspen si no tiene, la cosa, miga…
En semejante, de medio metro, arcén con hendidura,
la quinqueña, no quedara desmigada.

A fe mía que tuvo herradura[3].
Se comió el golpetón, según entró.
Recompuso su desgracia con la misma gracia del impulso.
Calló… Se puso los quevedos.
Seguía inmaculada: "Aquí, nada pasó".

¡Ole, tus bermoles!



[1] El Mercedes C250 de 200 CV que monto, es como un inválido neonato, puesto en nieve. Su tracción trasera y gran peso en la delantera -por el motor- lo dejan inservible. Patina mogollón. Quise probar su sistema antideslizamiento y.... ¡Zapatazo!. Para sorpresa y misterio míos, pese al gran golpazo, el coche no muestra ningún daño. Ver para creer. El choque, a 80 Kms /hora, llevó al coche lateral dentro del hoyo ¡Y Nada!. "Haberlas Haylas". Entró y salio tal cual. La dirección, resistió sin siquiera despeinarse. Ninguna goma reventó. Los bajos , que en este coche son bajísimos, están intactos: lo observe en el foso de un taller mecánico. La chapa, inmaculada... ¡MISTERIO!
* Rotonda
[3] Suerte

Nota (&): El poema, aun siendo real, contiene metáfora.

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