BESOS GALEOTES
Me arrojo a provocarte conciencia de boca.
Huyes de los besos que te persiguen galeotes[1],
suplicando que no los olvides.
Me lanzo a tus ojos exiliados
a provocar que se vuelvan a llamarlos.
A tus manos, a que los recojan.
Insultaré a quien los abandone en llamadas de la mar.
OCTUBRE, 2014
[1] Estuvimos una tarde de
otoño en el fortín abandonado de “La Galea” Bizkaia. Símil con que dejamos los
besos atrás, y nos persiguen como remeros galeotes para que no los olvidemos,
sin poder alcanzarnos
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