martes, 6 de enero de 2015

el Veneno de la Literatura:REGALO DE REYES


De Regalo de Reyes, os entrego un texto de Francois Rabelais,

EL CERVANTES FRANCÉS.

Los Versos mujeriles incluidos al final de su obra magna :
  
GARGANTUA  Y  PANTAGRUEL,

( EL QUIJOTE FRANCÉS )


Un Autor del Siglo Catorce, nada menos.

UN MUJERIOSO.

Epícureo, Original, Cachondo 

SABIO y  BON VIVANT


...De los mayores que ha dado Europa



Médico y Erudito Gascón 
( Aquitania, da buen@s pensador@s.No me extraña ) 
que, vete a saber el por qué, 
logró no ser quemado en la hoguera por escribir cosas como ésta:


Obra, toda ella más que recomendable. 
Una verdadera lección de Vitalidad y Libertad.


¡Ah, este Veneno IN.MORTAL de la Literatura! 

Sus efectos son aun mayores, cuando lees las Biografías de sus Autores :

-Imprestable la Colección de "Grandes Personajes" de Ediciones Urbión-

¿SON POETAS PORQUE TUVIERON ESAS VIDAS?
 ¿O TUVIERON ESA VIDA PORQUE ERAN COMO ERAN?

Si os hacéis con un volumen de Gargantua y Pantagruel, 
aconsejo que cuidéis su edición porque algunas son malas, están censuradas, etc..



Transcribo Título y Texto tal cual aparecen en otra Colección : 

"Grandes Clásicos" 
-Círculo de Lectores-

en cuyo Ensayo Preliminar de Gonzalo Torrente Ballester ,

 uno de los mejores Usos del Idioma Castellano que recuerdo,

"Oígo a Orfeo"

¡ EXQUISITO LENGUAJE !

Ejemplo Perfecto de aquello que dijo no sé quién :

"La poesía no se escucha, se oye"




FINAL DEL PRIMER LIBRO 
DE PANTAGRUEL

CENSURADO POR MEAPILAS, SOTANOSAUROS 
y CUELLOS TORCIDOS DE SACRISTIAS

Trovas ripiosas en loor
del más bello ganado, flor de flor, 
que M. Alcofribas dejó olvidado

y no dice si fue bien cabalgado,
siendo el más hermoso, lozano y bien logrado 
que ningún literato nos ha dado
en número, belleza y más gentil agrado. 
Por eso yo, mestre del gay saber,
sa trova he dedicado.

¿ Qué se fizo de tanta hembra placentera,
de las ciento y cincuenta mil putas soldaderas? 
Las más bellas y lindas que toda tierra hubiera, 

vestidas sólo con piel que su madre pariera, 

calzadas de chapines rojos, verdes, dorados, 

que alzan la maravilla de sus piernas y muslos, 

ya de por sí largos e muy tensados,
hasta la dulce ánfora de miel de sus caderas, 
con las altas curvas, firmes las posaderas 

como nadie antes viera, ni después.

El vientre menudico, con el ombligo centro encima del musguillo
que nace entre los muslos, madriguera y fontana,
y las curvas que suben hasta los firmes senos,
manzanas, toronjiles o parejos limones,
con guindas coronados, puntiagudos pezones,
que hicieron a Panurgo encender la bragueta lozana
y asegurar quería tener ayuntamiento, cuando menos de una
con las ciento cincuenta mil fembras placenteras, 

montándolas él solo, refregarse las grasas y entrando madrigueras
como nadie antes viera, ni después.

Y eso sin que citemos el alto cuello erguido 
ni los redondos brazos, brazos para abrazar, 

ni lo prontas que son en supino caer
con los muslos abiertos, ofreciendo su miel contra su montador
y revolcar gozosas, restregando su piel con gay ardor, 

piel que más son jazmines, otras magnolias son,
otras arroz molido, dátil, melocotón,
y otras cual ámbar fino, o en claveles brotar 
apenas el hisopo las llega a las tocar,
y sus labios carnosos, lengua a lengua besar,
labios frescos y rosas y los dientes también, prontos a mordiscar
como nadie antes viera, ni después.

La risa en mil hoyuelos forma rostros divinos, 
los brazos en abrazos hacen soltar el vino,
el vino o el licor,
al recio bracamarte en su seno metido
y se enturbian los ojos con trémolos de amor, 
cubriendo las pestañas el vivo azul del cielo, 

el verde de esmeralda, el azabache ardiente,
el castaño de oro, el dorado caliente,
mientras ruedan tocados, capirotes, trenzas, tirabuzones
esparciendo en el suelo bucles, melenas y casquetes
a la italiana, las trenzas se destrenzan entre perlas y flores
como nadie antes viera, ni después.

"Je tire ma révérence" a vosotras las bellas,
desnudas amazonas, parisienses, picardas, normandas, 
turenesas, angevinas y glorias de Lyón,
poitevinas, alemanas y toda hembra gloriosa
de la tierra que sea y que M. Alcofribas nos dio su
a todas os saludo cual más preciada cosa, [relación, 
y siento que en su prisa de escribir olvidó vuestra glosa, 

que si os llama putejas, allá él con su famosa narración.

Pero dejó el regusto de saber otras cosas. 
¿Engendró vuestro vientre una raza pasmosa? 

y si fue cual vosotras, ¿do es su dirección? 

Quisiera en sueños veros, ¡Oh, hueste deleitosa!, 

como nadie antes viera, ni después.

ENVIO

Madamas, mis madamas, desnudos caramelos, 
estas trovas grotescas, ¿dónde os podré trovar? 

Estoy de vuestros besos sediento de gustar, 

gozar tu piel de cobre, la de oro o las morenas,
toda fresca en sus olores, chorreando de aceites perfumados 
que quitan los sentidos y todo hacen olvidar, 

las blancas, las cobrizas, las de pan de borona,
las rubias, las morenas, las de la piel de ébano,
las de curvas gloriosas de senos y traseros,
a todas mi alabanza, a todas mi deseo;
venid entre la bruma golosa de mis sueños,
porque sólo entre sueños os fizo M. de Alcofribas
que los dioses conserven tanta beldad
para gaudem jocundo
de esta pobre tristura de humanidad.
Vale, desnudos gloriosos caramelos
que por ser fantasía no engendráis ni los celo
y sólo vuestra imagen nos puede consolar.

X. Potipau.

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